La palabra heredada

Pintura acrilica de Lalo N’detade Maju Rock

Hace aproximadamente diez años tuve mi primer acercamiento con la cultura úza. La Casa de Cultura de San Luis de la Paz había organizado un curso de lengua chichimeca en la cabecera municipal: asistimos seis personas. Javier López, maestro originario de Misión de Chichimecas, fue quien impartió las clases en un espacio con escaso material; Javier compró papel bond e inició el curso. Mi interés por conocer la cultura aumentó al advertir la situación en la que se encontraban en ese momento los éza′r: discriminación y rechazo por hablar su lengua, abuso de las autoridades, pérdida de territorio, abandono de la comunidad en busca de mejores oportunidades laborales, pérdida de la lengua y otras cuestiones que reflejaban el poco respeto hacia el último grupo de chichimecas establecido en San Luis de la Paz.Los éza‘r se han caracterizado por ser una cultura principalmente oral. Además de las crónicas escritas por Fernando de Ávila Ixtlixóchitl (1578) y otros misioneros y frailes, no existe un registro escrito que respalde los procesos históricos y sociales a los que se han visto sometidos; la tradición oral ha sido la vía de transmisión de saberes, es la palabra heredada una forma de vida.

Juan Baeza, ahora Autoridad Tradicional, fue quien me informó sobre el estado actual de la tradición oral: “ahora ya no es como antes, ya no se sientan a platicar después de la comida, antes nos sentábamos todos a platicar cómo nos había ido y los abuelos nos contaban cuentos, ahora ya casi no hay eso”. Sin embargo, mencionó que todavía podía encontrar a un señor que contaba cuentos: Trinidad García. Busqué a Don Trini y a partir de ese momento compartió conmigo los relatos a través de la palabra. Escuchar los relatos de una comunidad es adentrarnos en su historia, redescubrir su cultura e impregnarnos de su visión del mundo. En un lugar como Misión de Chichimecas donde pareciera que la cultura se extingue y que nunca pasa nada, los relatos son una manera de volver a un pasado bélico y victorioso; aun cuando los invasores lograron someterlos por medio de la religión, la esencia úza se mantuvo a través las diferentes manifestaciones de la cultura.

Mural en el estudio de tatuajes de Lalo N’detade Maju Rock

El contexto en que se ha transmitido la tradición oral en Misión de Chichimecas ha sido en ambientes de quietud y descanso, los abuelos se sentaban en lugares abiertos, podía ser en el patio de sus casas, a la sombra de un árbol o alrededor del fogón donde podían ser escuchados por los que se acercaban. Mientras la persona mayor narraba, los espectadores permanecían en silencio, escuchando. En el pasado, los encargados de transmitir los relatos eran las personas consideradas sabias, los que se mantenían en constante lucha por defender el territorio. Con el paso del tiempo, los conocimientos se fueron transmitiendo a los demás habitantes de la comunidad; el poder de transmitir la palabra fue cedido a los abuelos. A partir de entonces, han sido los más ancianos los encargados de transmitir la tradición oral a los más jóvenes. Los relatos eran enunciados con diferentes finalidades:

Mural en el estudio de tatuajes de Lalo N’detade Maju Rock

a) Conocimiento del pasado: se relataban eventos históricos para tener conocimiento del pasado de su comunidad.

 b) Entretenimiento: se relataban anécdotas para crear una charla amena entre los participantes del evento comunicativo.

 c) Didáctica: cuando se quería dar una lección a alguien que se ha portado mal o ha infringido las reglas de la comunidad, se transmitían relatos que contenían una especie de moraleja o anécdotas de otras personas para hacer reflexionar sobre los actos.

d) Para transmitir conocimiento: en la transmisión de conocimientos como la elaboración del chimal, elaboración de alimentos, realización de festividades y otras actividades que requerían de la enseñanza de los ancianos.

e) Génesis de algún suceso: se relataba para explicar fenómenos, ya sea naturales, sobrenaturales o explicación de por qué una cosa era de esa manera, generalmente son relatos como las leyendas o mitos.

f) Sanación: se enuncian rezos con el fin curar enfermedades, física o espiritual, habitualmente lo hacen las personas preparadas como curanderos o ancianos con experiencia.

Incluso con los cambios sufridos a través del tiempo, sigue habiendo una lucha por recuperar los espacios pertenecientes a la tradición oral. Todavía se camina por lugares que traen al presente la memoria colectiva: las calles, la milpa, el fogón, el patio de la casa o la sombra del árbol. A pesar de haber un desarrollo no se ha permeado absolutamente en terrenos de la tradición oral, sigue presente en la memoria de los habitantes, aunque ya no se transmita a los jóvenes y niños de la misma manera que se heredó a los abuelos. Actualmente, niños y jóvenes reconocen algunos relatos y saben identificarlos como propios de su comunidad.La memoria colectiva va transformando el imaginario de los ézr y el pasado se conserva en tradición oral manteniendo los significados culturales más importantes. Los relatos fungen como medio de conocimiento, son estos relatos los que escucharon los abuelos y los transmitieron a los niños en un ambiente de juego y reflexión. Los ézr son águilas y coyotes que danzan en la memoria.

Aurora Méndez

El conejito

(Cuento Chichimeca)

En aquel entonces cuentan que una viejita barbechaba con su azadón, barbecha su terreno. Cuando terminó de barbechar consiguió chícharos, sembró chicharos. Entonces se llegó el tiempo, nacieron los chícharos ya después de sembrado y siempre les echaba agüita. Entonces como fueron creciendo, pues se pusieron verdes los chícharos. De repente resultó un conejito, un conejito va brincando como una rana y entonces no encontró allí qué comer, pues le entró a comer, a cortar, a destrozar el dicho huerto.

Una mañana llegó la viejita y notó que estaba allí comido. Entonces dice: ¿Pues quién llegaría a hacer este daño? ¿Quién sería? ¿Quién llegaría?, pues no notaba las patitas del conejo, como estaba muy liviano el conejo no se le pintaban las manos allí, las patas. Bueno ahora verá, voy a ir al pueblo el domingo y voy a comprar algo de pegamento y va a ver este animalito. Entonces un domingo se fue al pueblo y compró pegadura, cera de campeche. Llegó a la casa y formó un monito de treinta centímetros, así chiquillo, entonces lo llevó allí al huerto y lo puso por allí, le puso sombrerito y ahí quedó el monito, le dice: Ahí te quedas como velador, monito, a ver a quién agarras porque si no hago esto se va a acabar todos mis chícharos y pues no sirve. Nada más lo dejó y se fue para la casa. Al otro día va hablando sola como de costumbre, dice: ¿Cómo te fue velador?, no había nada. La siguiente noche lo vio todavía así. A la siguiente noche pues que fue llegando el conejito, vio a alguien allí y dijo: ¡Ay caray!, ¡ahora sí hay velador!, ¿ahora qué hago? Yo me arrimo, le voy a hablar, se arrimó el conejito, muy humilde, le dice: Buenas noches, amigo, no le iba a contestar porque era un monito. A la tercera vez que no le contestó le llegó coraje, pues que le dio una guantada, un manotazo y se quedó pegado: Bueno, te estoy saludando, ¿para qué me agarras? ¡Suéltame o si no te doy otra guantada, todavía tengo la otra mano!, Pues diciéndole y pegándole. Ya quedó pegado, entonces dice: Pero ¿por qué me haces esto? Te voy a patear, tengo los pies libres, diciéndole y le da una patada, ¿me vas a soltar o te voy a patear de una vez por todas?, pues otra vez quedó pegado y se cayeron.

Mural en Ranzo Uzä’ de Lalo N’detade Maju Rock

Al otro día fue la señora y dijo: ¿Cómo estará el velador?, deja ir a ver, y ahí va con su bordón, sonaba el bordón. Le entró miedo al conejito y la señora vio ahí al velador donde ya estaba pegado el conejito: ¡Ah, con que sí agarraste al malhechor! Lo levanta y lo despega y deja en el mismo sitio al monito y se lleva al conejo, dice: Ahora sí vas a ver, te voy a cocer vivo para que no me andes haciendo aquí daño en mis chícharos, mi huerto. Se fue, llegó a la cocina, trajo la olla y puso agua, la puso en el fogón, pero al conejo lo encerró debajo de un colote, de un canastón grande y allí lo metió, se fue la señora y se sentó en su silla. Puso la olla y la leña y empezó a vaporizar, entonces estaba ya la olla del agua hirviendo, a la señora le estaba agarrando el sueño, cabeceando. Entonces, de repente pasa el coyote y el conejo hizo ruido, el coyote nada más volteaba:

– Hombre, ¿quién me habla?, ¿quién me habla?

– ¡Hey, ven para acá!  

El amigo coyote ya lo vio que estaba debajo del colote, encerrado el conejo.

– ¿Para qué me quieres? 

– Mira, ven, te hablé para que me eches la mano, que me saques de aquí porque a medio día van a dar bastante caldo, ¿no tienes ganas de caldo?  

– ¡Ay, amigo¡, ¡cómo no! Ya hasta me dio apetito de hambre, a ver ¿cuándo?, ¿a qué horas van a dar?

– A medio día van a dar.

– Entonces sácame, yo pienso que yo no me voy a acabar ese caldo porque mira mi pancita está chiquita, estoy chiquito, tú sí te puedes acabar ese caldo. Nada más asómate, mira en la cocina que está la olla vaporizando, está hirviendo ya el caldo. Vente, aquí yo me salgo, te vienes a mi lugar al cabo tu sí la vas a hacer. 

– ¿De verdad? 

– ¡Sí! 

Se asoma el coyote para salir de dudas y la olla ya estaba vaporizando para echar al conejo. Entonces le ayuda, se sale el conejito y se va, dice: Está bien, entonces ya me voy, ahí nos vemos. Entonces se sale y se va.

La señora ya notó que ya estaba el hervor bueno, ya está listo dice: Bueno, yo creo ya está bien el hervor, la olla, la agüita. Ahorita ya voy a cocer al conejito. Se paró y en el piso con el bordón fue pegando, se espantó el coyote, aventó el canastón, se fue y la viejita lo ve y dice: ¡Ave María Purísima!, se cayó la viejita y dijo: Ya no cocí nada. Entonces se va el coyote. Allí se termina ya.

Narrador: Trinidad García

Documentación y transcripción: Aurora Méndez /Mtr. en Estudios Literarios por la UAQ, originaria de Guanajuato.

Pinturas de: Lalo N’detade Maju Rock / Artista plástico y tatuador autodidacta, originario de Ranzo Uzä’/ Misión de Chichimecas.

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